El examen propuesto en el día de hoy se caracteriza en puridad, por tener una dificultad muy alta, casi extrema.
Ello deriva, de un lado, del elevado número de preguntas que no están contempladas en el Manual de la División y, de otro, de la complejidad intrínseca de muchas de las preguntas que sí lo están.
A su vez, es de destacar la extensión del examen, con preguntas largas de agotamiento y desgaste que han supuesto, en algunos casos, una cierta dificultad para lograr su total cumplimentación.