Jorge Marín, alias el capo, y Mario López, alias el fonta, están sentados en la terraza de una cafetería hablando del resto de vecinos del barrio. En un momento de la conversación, ambos coinciden lo bien que le va el negocio a Felipe que ostenta una carnicería en dicho barrio. Ambos saben dónde guarda el dinero Felipe y lo fácil que resultaría, una vez terminada la jornada de trabajo, robársela. El problema que tienen ambos es que Felipe los conoce de toda la vida por lo que les denunciaría. Por este motivo, piensan en un conocido de ellos, que Felipe no conozca, y coinciden que el apropiado para este «trabajo» es Julio Murcia, un delincuente habitual que ha entrado a prisión más de una doce de veces por robo.
Visitan a Julio y Jorge le convence para que lleve a cabo la operación planeada. Julio ha puesto de condición que sea Mario quién lo espere en la calle de atrás con el coche arrancado para la huida.
Finalmente acuerda que Mario conducirá el coche de julio, que estará esperándolo para cuando salga del negocio para huir a toda prisa hacia el sótano propiedad de Jorge, donde les estará esperando para repartirse el botín y celebrarlo con drogas y alcohol.
Todo sale según lo planeado, pegándose los tres una fiesta inmemorable.
Contesta a las siguientes preguntas: